Enamorándonos de Santiago de Cuba

By Connected Horizons

Esta vez, el trayecto desde Guardalavaca hasta Holguín es el paraíso. Por 25CUC, el conductor de un Chevrolet 52’ nos da un paseo hasta la estación de autobuses de Holguín. Aquí, nuestros amigos alemanes José Manuel (sí, ¡es alemán!) y Michael coinciden con nosotros en que compartir un taxi hasta Santiago de Cuba será la forma más barata y relajada de viajar. Por suerte y como siempre, hay taxis disponibles en la estación de bus y podemos regatear un poco; puede que sea demasiado pedir la misma cantidad que el bus (11CUC cada uno=44CUC en total), pero al final conseguimos que alguien nos lleve por esta cantidad. (¡Hurra!)

Después de 4 horas dentro del taxi más estrecho que hemos visto nunca, entramos en Santiago como si del mismísimo cielo se tratara. A primera vista, la ciudad no solamente se nos presenta limpia, fascinante y tranquila, sino que además se respira arte por todas partes. Música sonando en un callejón, gente mayor bailando al son de un tocadiscos, casas de la música, conciertos en casi cada restaurante y espectaculares murales pintados en numerosas fachadas. ¡Qué buen comienzo! El taxi nos deja en el centro de la ciudad, en la Plaza de Marte, y al tiempo de ponernos las mochilas en la espalda un hombre se acerca a nosotros para ofrecernos su casa particular. “Sin compromiso”, nos dice con una sonrisa. Accedemos a ver su casa un par de cuadras más allá, en Calle Heredia, y ¡vaya suerte! Unas escaleras empinadas nos llevan a un pequeño balcón con vistas de la ciudad sólo para nosotros, y ¡las dos grandes habitaciones contiguas nos parecen mucho mejores de lo que habíamos imaginado!

Cuando salimos de nuevo a explorar las calles, Santiago nos sigue sorprendiendo. Puede que no sea tan bonito como Trinidad o la Habana Vieja, pero esta ciudad parece tener alma propia. Caminando hacia el Parque Céspedes nos encontramos con la vieja librería La Escalera, una pequeña tienda donde puedes encontrar de todo: libros de poesía y de historia, sellos de coleccionista, billetes firmados por el Che… ¡Eddy tiene todo lo que puedas imaginar de su querida Cuba! Siguiendo la calle delante de la Casa de la Trova, un hombre vestido de músico de jazz se une a nuestro paseo regalándonos un par de canciones a cappella para darnos compañía hasta que llegamos a la linda plaza.

Justo detrás de la plaza se esconde el Bulevar. Parecido al de Cienfuegos, el bulevar de Santiago está lleno de vida, tiendas, gente caminando y vendiendo, niños jugando; el estilo de vida de la gente, sin embargo, es muy diferente. Floristerías, tiendas de animales, fast foods, churrerías… Los mini-supermercados con productos básicos se substituyeron por locales más “lujosos”. ¡Qué diferencia! Por suerte, en los parques pequeños todavía se pueden ver viejos camaradas jugando a dominós sobre mesas pre-revolucionarias.

Siguiendo el bulevar hasta el final llegamos al Malecón de Santiago. Es un lugar muy tranquilo y a parte de las grandes letras turísticas que forman “CUBA” donde todo el mundo se puede sacar fotos, hay pequeños bares para tomar algo delante del mar y relajarse.

A sólo 2km del centro de la ciudad se encuentra el famoso Cementerio de Santa Ifigenia donde se pueden visitar los fantasmas del pasado, luchadores y fundadores de Cuba como José Martí y Fidel Castro. Además de la maravillosa arquitectura que tiene el cementerio, cada media hora se produce el cambio de guardia y es muy interesante de presenciar. Tenemos la suerte de que justo cuando llegamos, el “espectáculo” empieza. Un pequeño consejo: si vas a ir en taxi, ¡no pagues más de 10CUC!

Otro lugar muy especial que se merece medio día de visita es el Castillo Roca del Morro, situado a 14km de Santiago. Se trata de una fortaleza militar construida en 1638 delante de la bahía de Santiago, utilizada antiguamente para proteger la ciudad de los ataques por mar ya que está en un lugar muy estratégico. Vemos en un cartel que en 1997 fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad por su gran valor histórico y arquitectónico. El precio de la entrada no es para nada desorbitado ya que, además, ¡las vistas desde la fortaleza son excepcionales! Podemos recorrer tranquilamente cada estancia -hay también un museo con objetos, armas relacionadas con la piratería y documentos históricos muy interesantes- hasta llegar al punto más alto: 360º de costa, de azul inmaculado, de cielo y de montaña. ¡Maravilloso! Fuimos por la tarde sobre las 4pm, un momento perfecto para evitar el calor del sol y sacar fotos del espectacular atardecer.

Para los que disfrutéis de la vida nocturna, esto os va a encantar: un domingo noche estamos caminando por el area de la Plaza de Marte y de pronto empezamos a escuchar música cubana a todo volumen. En la plaza, cada domingo por la noche, hacen conciertos gratis en un escenario donde la gente va a bailar, a cantar, a charlar y a disfrutar de la música. Con nuestros amigos alemanes compramos un par de latas de cerveza y nos sentamos a conversar con simpáticos cubanos. ¡Qué alegría! Mujeres y hombres de todas las edades riendo, bailando y explicándonos su vida, como el hombre que de joven se fue a trabajar a Europa y todavía habla con fluidez una decena de idiomas diferentes. ¡Marta incluso recibe su primera clase de danza cubana en medio de la muchedumbre!

Cuántas cosas tiene Santiago de Cuba, y qué gente tan linda. ¡Definitivamente le damos un 10!



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