Varadero y Santa Marta

By Connected Horizons

Llegamos a Santa Marta por la noche después de un larguísimo viaje en taxi con nuestros nuevos amigos canadienses Emily y James. Hemos venido todos juntos nada menos que desde Holguín, casi la otra punta de la isla, parando en Santa Clara para comer y descansar un poco de este pesado trayecto. Todavía no me explico cómo lo ha logrado el conductor. Pero ¡llegamos! ¿Por qué hemos ido a Santa Marta y no directamente a Varadero? Muy simple: Este pueblo se encuentra a unos 7 km de Varaderoy no es ni la mitad de turístico y costoso. Así que es un buen refugio para alojarse y a la vez gozar de las playas de Varadero, a las que puedes ir caminando o en taxi por 3-4CUC.

Encontramos dos casas particulares disponibles en una misma calle, cerca del puente que conecta Santa Marta con Varadero. Podremos cocinar y compartir una terraza espaciosa con varios tipos de pájaros enjaulados y cuatro perritos que les hacen compañía a los dueños. ¡Bueno, pues aquí nos quedamos! Ahora a descansar y mañana empezaremos temprano el día porque tenemos muchas ganas de descubrir estas playas tan famosas y que tenemos tan cerca.

¡Qué calor hace ya de buena mañana! Vamos a por un buen desayuno aquí en Santa Marta: en uno de los varios restaurantes de la carretera principal hacen un menú-desayuno con huevos, fruta y café (como el que ofrecen en las casas particulares, pero en mayor cantidad/cualidad) por unos 2-3CUC. Está al lado del RIA Bar, y ¡nos llena de energía para toda la mañana! Ahora toca caminar hasta el puente, cruzarlo y encontrar un buen rincón para extender las toallas sobre la arena de Varadero. Al llegar, se nos iluminan los ojos. Qué color, qué agua… ¡Corremos a zambullirnos en el mar del Caribe!

Existe la posibilidad de hacer snorkeling en esta playa (como en la mayoría de las playas de la isla), y después de negociar un poquito, decidimos hacer una excursión en catamarán hasta la barrera coralina y hacer snorkeling allí (30CUC/dos personas). No hay mucho coral -prácticamente no hay nada, el huracán Irma junto con la contaminación han destruido la flora marina-, pero hay muchos peces esperando en el punto estratégico al que nos lanzamos al agua. Ya saben que en esta zona los guías les tirarán pan para que se acerquen más a nosotros.

Varias horas de sol, sal, arena y agua, decidimos dar un paseo por el pueblo de Varadero. Lo primero que encontramos es el Mercado de Artesanías en Avenida 1ra. Es bastante turístico pero está lleno de pinturas, figuras de madera, telas y collares con mucho encanto. Es una maravilla perderse por este laberinto de pequeñas tiendas… al final no podemos evitar comprar una preciosa pintura de la Habana hecha con espátula, ¡perfecta para nuestra hipotética futura casa!

Siguiendo por la misma avenida -para recorrerla toda hay que ir definitivamente en taxi- nos vamos encontrando con bares y restaurantes de todo tipo, cada uno más turístico que el anterior, y hoteles grandes y lujosos. Empieza a anochecer y el ambiente se vuelve demasiado turístico para nuestro gusto; hay muchos europeos, americanos, asiáticos, rusos… Solo los camareros que nos invitan a entrar en los restaurantes son cubanos. A pesar de eso, decidimos cenar en uno de estos restaurantes donde hacen fondues de queso (lo sé, para nada cubano; esta noche nada de arroz con frijoles) y terminamos tomando una cerveza en el famoso The Beatles Bar. Está actuando un grupo de rock&roll que nos deja atónitos; ¡los clásicos más clásicos tocados por un grupo de jóvenes cubanos con un altísimo nivel musical!

Al volver a Santa Marta, vemos que cerca de donde hemos desayunado, al lado de un punto wifi ETECSA, la fiesta continúa. Pero aquíla fiesta es mucho más cubana. Vemos que en este parque animados pueblerinos charlan y escuchan música desde sus altavoces. Decidimos unirnos a la gozadera y compramos un Havana Club para compartir entre los canadienses y nosotros. A la luz de las farolas conocemos cubanos de todas partes de la isla e incluso un portugués que se considera cubano porque lleva media vida viviendo en Santa Marta. Conversamos, reímos, bailamos y bebemos, y de vuelta a casa -tambaleándonos, por qué no decirlo-, coincidimos todos en que la playa de Varadero es espectacular, pero es mejor alojarse y comer en Santa Marta: ¡más barato, menos turístico y más auténtico!

Mañana nos espera otro día de playa paradisíaca, y a este paso… ¡no vamos a querer volver a casa!


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