Las Maravillas de La Habana Vieja

By Connected Horizons

Volvemos a la Habana en bus después de haber visitado casi toda la isla y esta vez con muchas ganas de explorar todos los rincones de la capital cubana. Es la última parte de nuestro viaje a Cuba y queremos aprovechar cada día que nos queda aquí antes de partir en avión hacia nuevos horizontes…

Bajamos en la parada de bus Habana Vieja, y allí mismo un hombre nos ofrece la casa particular que alquila su hermana Leidis. Al quedar tan cerca de la parada -pronto descubrimos que queda cerca de todos los puntos de interés de la Habana Vieja-, decidimos darle una oportunidad. El hombre nos lleva hasta el numero 118 de la calle Chacón, un edificio con la fachada rosa oscuro y elegante, espacioso y sencillo: justo lo que necesitamos. ¡Nos quedamos! Una vez decidida nuestra base, empezamos a explorar lo que hay por la zona. Esta vez, solo con dar una pequeña vuelta nos damos cuenta de que esta Habana es “diferente” a la que vimos al inicio de nuestro viaje; hay más vida, más bullicio, más cosas que ver y más callejones laberínticos que tienen ese estilo colonial que no veíamos desde hace tiempo.

Justo detrás de nuestra casa se encuentran las 5 Esquinas (lugar de rodaje del videoclip de la canción de Gente de Zona “La Gozadera”, y ahora rebosante de bares y restaurantes con gente de todas partes) y a pocos minutos de allí se encuentra el Museo de la Revolución.

Cuando llegamos ya está cerrado así que viramos hacia la Avenida del Puerto para ver al otro lado las fortalezas La Cabaña y El Morro, el Cristo de La Habana y toda la bahía. De camino, nos encontramos con un grupo de chicos jugando a beisbol en medio de un parque; ¡niños, adolescentes y adultos pasándoselo en grande con un bate y una pelota! Llegando a la orilla del mar nos damos cuenta de que por viento que se ha levantado, caminar cerca del malecón parece como caminar por el fin del mundo. Casi a cada segundo se levantan olas altísimas que pegan ferozmente las rocas, salpicando a los pescadores que se atreven a pescar en esas aguas. La atmósfera vibra, ¡se puede sentir la tormenta acercándose!

Nos descubrimos caminando por el paseo del Prado hasta llegar al Capitolio Nacional. Allí, el atardecer muestra unos colores rosados espectaculares en el cielo habanero, y los coches antiguos aparcados en el Parque Central nos brindan el escenario perfecto para nuestras fotos y vídeos. No se puede pedir más.

Durante los días siguientes vamos al Palacio de Bellas Artes, también muy cerca de nuestra casa particular, donde hacemos un recorrido artístico desde las obras clásicas de pintores cubanos hasta instalaciones de arte contemporáneo.

Nos perdemos por las calles de la Habana Vieja para visitar la Catedral de San Cristóbal, y en esa misma plaza nos sorprendemos con el Taller Experimental de Gráfica. Podemos ver a los mismos artistas trabajar en sus obras, creando grabados y usando diferentes técnicas. ¡Cuánto arte junto!

Siguiendo después de la plaza de la catedral se encuentra La Bodeguita del Medio, local al que fueron muchos artistas en los 50 y donde Hemingway iba a tomar sus mejores mojitos. Ahora se ha convertido en un punto de atracción turística y siempre está abarrotado, pero nos gusta mucho lo que vemos. Más adelante, mientras proseguimos por los callejones se nos presenta un tal Rogelio Marcelo, campeón de boxeo -nos dice- en las Olimpiadas de Barcelona de 1992, y mañana se irá a Barcelona a entrenar a niños en una escuela de boxeo. La conversación que tenemos se vuelve muy interesante mientras caminamos todos juntos hasta El Floridita, otro bar al que iba mucho Ernest Hemingway a tomarse daiquiris.

De tanto caminar, se nos pasa el día volando. Hay mucho por ver en la Habana Vieja; los callejones, las personas, las tiendas, los periódicos que compramos a un vendedor ambulante, la comida de calle, los carros de caballos, las numerosas iglesias, las galerías de arte, las terrazas de los hoteles (sobretodo la del hotel Ambos Mundos, muy visitado por Hemingway) y los cafés/restaurantes tienen un encanto muy especial. Parece como si la magia de Cuba partiese de aquí. Nos encontramos a unos catalanes por tercera vez en nuestro viaje en una calle (nos conocimos hace tres semanas en playa Guardalavaca, al cabo de unos días nos encontramos en la misma azotea de Santiago de Cuba, ¡y ahora aquí!).

Por la tarde del último día cruzamos la bahía en ferry y llegamos a las fortalezas que mencionamos antes. Desde aquí, las vistas que tenemos de la Habana son fascinantes. Escuchamos el sonido del mar mezclado con el burbujeante ritmo lejano de la ciudad. En efecto, hemos re-descubierto la ciudad en esta segunda visita; hemos tenido más tiempo y hemos dado con la zona perfecta. Al volver de las fortalezas al malecón, no lo hacemos en taxi (¡nos piden 10CUC por hacer 2km!). Conseguimos llegar hasta la parada más cercana de bus y con sólo 15CUP estamos de vuelta al centro de la Habana Vieja.

Podemos dar por concluido nuestro viaje a la isla de Cuba. Nos llevamos muy buenos momentos, compañeros de viaje, una mirada más crítica de la situación actual del país y muchas ganas de contarlo todo al mundo. En el taxi de camino al Aeropuerto Internacional José Martí, miramos por la ventanilla el paisaje con una sonrisa. ¡Hasta siempre, Cuba!


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