Hoy nos despertamos muy temprano porque hemos decidido subir al bus de segunda clase Mayab (40MXN/pp, más económico que la línea de buses ADO) para ir a Tulum. Todas las personas -viajeros y locales- que hemos conocido hasta ahora nos han descrito Tulum como algo imprescindible de la Riviera Maya, así que ¿cómo nos lo vamos a perder?
Al bajar del bus, podemos afirmar inmediatamente que esto no es para nada como Playa del Carmen: no hay masas de turistas, no hay grandes tiendas de souvenirs y sobretodo no hay vendedores de tours ambulantes ofreciendo sus servicios cada dos minutos. ¡Tulum es un pueblo mucho más tranquilo! Todo el movimiento se concentra básicamente en la calle principal y otra calle donde se acumulan todos los locales nocturnos. Los bancos, pequeñas tiendas y todo lo demás que puedas necesitar se encuentra por allí. El supermercado más grande y barato, el Chedraui, se encuentra una cuadra más abajo, en dirección a la playa.
Sin disponer de ninguna reserva, empezamos a buscar los alojamientos disponibles en Tulum en hostelworld y AirBnB (¡es genial que la estación ADO tenga wifi!). De nuevo, tenemos mucha suerte: encontramos una casa entera por 15€/noche (llamada Casa Azul), con el descuento semanal incluido, a través de AirBnB. ¡Resulta mucho más barato reservar esta casa que reservar dos camas en un hostel! Parece mentira pero tenemos una casa entera para nosotros con cocina, lavandería, habitación privada, un pequeño jardín y ¡un par de bicis incluidas!
Después de pedalear con todas nuestras ganas y sudar como nunca, llegamos al verdadero encanto de Tulum: la playa. Aunque el pueblo se encuentra a 4km de la playa, se puede acceder fácilmente en tan solo 15-20min y disfrutar de un día entero de relax y de asarse bajo el sol. Desafortunadamente no hay muchas playas públicas (muchas han sido privatizadas por los lujosos y caros resorts) pero las que han quedado libres son de una belleza excepcional, de las que ofrecen a la viajera o al viajero algunas de las arenas más blancas y el agua más cristalina de toda la Riviera Maya.
La playa pública “Las Palmas” es probablemente la más tranquila y cercana al pueblo, por si no tienes coche. Mientras nos deleitamos con esta playa, nos ofrecen un tour para hacer una hora de snorkeling por la barrera coralina que incluye ver en barca las Ruinas de Tulum desde el mar, todo por 200MXN por persona. ¡No te lo pierdas! Peces de colores, morenas, coral y mucho más convierten medio día en una aventura por si necesitas, al igual que nosotros, moverte un poco después de varias horas haciendo el vago sobre la arena.
Por la mañana siguiente, es hora de visitar las mismas Ruinas de Tulum pero esta vez desde dentro. El complejo está más cerca que la playa “Las Palmas”, así que pedaleamos menos que ayer. ¡Pero la cantidad de turistas que nos encontramos en este sitio es de locos! Al ser tan barata la entrada (70MXN), incluir tiempo ilimitado en la playa de las ruinas y ser el único complejo maya de México delante del mar, se convierte en el cóctel perfecto para tener grupos de turistas 24/7. Parece ser que si vas muy temprano por la mañana puedes estar algunos momentos sol@ o con menos turistas (al menos eso es lo que nos dice la gente que trabaja allí), pero ¡atent@ si quieres visitar el lugar después de las 9am!
De nuevo sobre nuestras bicicletas, esta vez llegar hasta la playa pública se hace mucho más corto. En menos de 10min ya estamos en la misma playa espectacular de la que nos enamoramos ayer, y esta vez tenemos todo el día por delante. Sin tours, sin snorkeling, sin visitas arqueológicas, sin planes… sólo playa y cervezas frías. Qué vida más dura, ¿verdad? Y por si fuera poco, durante el precioso atardecer anaranjado vemos unos cuantos pelicanos intentando pescar en el agua delante de nosotros. ¡Maravilloso!
De camino a casa, decidimos parar a tomar algo en uno de los varios locales de tipo turístico que hay cerca de “nuestro” barrio. Seducidos por la música en vivo que sale del interior, entramos en el “Batey Mojito & Guarapo Bar” y probamos sus geniales mojitos de menta, azúcar de caña recién exprimido (¡vemos cómo la exprimen!) y cualquier fruta que queramos (papaya, fruta de la pasión, melocotón, mango…). La primera ronda es tan deliciosa que TENEMOS que hacer la segunda (¡nuestros amigos alemanes Michael y Manuel estarían orgullosos de nosotros!).
Por increíble que parezca, justo antes de volver finalmente a casa decidimos hacer otra parada, esta vez en el Budget Rental Car sólo para informarnos… Resultado: ¡reservamos un coche para 3 días con aseguración incluida y kilometraje ilimitado por el ridículo precio de 25€ al día! ¡Esta tierra nos lo pone todo muy fácil! Buenas noches Tulum… ¡¡¡mañana nos estará esperando Chichen Itzá!!!
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