Punta Gorda & Columbia, el sur de Belice

Se terminó el festival Garifuna en Dangriga así que hoy nos dirigimos hacia el sur de Belice en bus. Sobre la 13h llegamos a Punta Gorda, la pequeña capital del distrito de Toledo. El autobús nos deja en la calle principal, cerca de la pequeña Universidad de Belize. Ahí es donde hemos quedado con Hakeem, un beliceño que gracias a couchsurfing nos acogerá durante una noche en su casa.

Hakeem tiene 21 años y trabaja en la Universidad como conserje. Al vernos, nos da un abrazo como si fuéramos viejos amigos y sonriente nos guía hasta su casa, que está muy cerca de allí. Vive solo en su pequeña casa pero siempre hay gente por allí; al llegar, hay como 4 amigos suyos en la pequeña sala de estar escuchando música y cocinando. Nos acomodamos y Hakeem vuelve de nuevo a la Universidad a trabajar.

Damos un paseo por PG (así es como llaman el pueblo aquí) y recorremos la calle que está al lado del mar. No hay mucho por hacer en este pueblo a parte de pasear y relajarse, así que elegimos un bar delante del mar y nos tomamos unas cervezas viendo el atardecer. Volvemos a casa de Hakeem y ahora hay como 7 chic@s en los sofás (donde dormiremos esta noche) y cocinando. Nosotros también nos preparamos la cena y después de comer terminamos jugando todos juntos a cartas. Ésta es una buena oportunidad para conocer la vida de est@s chic@s; intercambiamos historias y nos divertimos mucho con ell@s. Cuando es hora de ir a la cama Hakeem se va a su habitación, algunos se van de la casa, un par va a dormir a la otra habitación y nosotros nos quedamos durmiendo en el sofá, acompañados por el hermano pequeño de Hakeem que duerme en una butaca. ¡Ha sido divertido! Pero sin hacer couchsurfing seguramente PG hubiera sido bastante aburrido. Mañana nos iremos temprano a un sitio cerca de aquí, pero muy diferente: San Pedro Columbia.

A las 7am salimos en bus desde PG y nos deja en el cruce que lleva hasta Columbia. Ahora estamos en medio de la jungla, en un lugar remoto y ¡aislado del resto del mundo! Tenemos que hacer autoestop desde el cruce hasta el pueblo y por suerte una profesora que está yendo hacia la escuela de San Pedro Columbia se detiene y nos lleva en coche hasta allí. De camino, se detiene más veces recogiendo a algunos alumnos suyos que están caminando el largo camino de tierra hacia la escuela. El trayecto para nosotros es un momento entrañable, conversando sobre la vida en este pueblo con la profesora y sus alumnos.

Nos deja al inicio del pueblo y ahora sí que nos toca caminar durante más de media hora con subidas y bajadas hasta llegar al Butterfly EcoPark, un refugio de mariposas con habitaciones para los visitantes. El camino se hace duro con todas nuestras pesantes mochilas y bolsas encima, pero logramos llegar (también hacemos un último autoestop durante los últimos metros de camino sobre la parte de atrás de una pickup). ¡Al fin llegamos!

El Butterfly EcoPark Guesthouse es un lugar maravilloso en medio de la naturaleza, construido hace 15 años por Lisa, una profesora americana que a sus veinte años se enamoró de este lugar y quiso vivir aquí y ayudar a los niños a tener educación. El alojamiento que ofrece es básico y tiene todo lo necesario (baño, agua corriente, electricidad, cómodas camas e incluso wifi).

El hijo menor de Lisa, Isah, de 5 años, nos hace un pequeño tour dentro del criadero de mariposas y vemos especies que nos dejan con la boca abierta. Hay muchos ejemplares de la Morfo Azul y de la Mariposa Búho. Isah nos muestra también la cajita donde están los huevos de mariposa, donde se alimentan los gusanos y donde Lisa guarda las crisálidas.

Charlamos con Lisa y nos invita a su cocina donde nos prepara unos ricos smoothies de papaya. Sentados en la mesa, Lisa nos cuenta su historia mientras Isah nos observa curioso con sus grandes ojos azules. También nos dejan probar la fruta de cacao del árbol de su jardín. Definitivamente son una familia muy especial en un lugar fascinante. Vamos a dormir temprano porque mañana nos espera otro día de aventura en la jungla de San Pedro…

Nos levantamos al amanecer y el sol aparece lentamente entre la fría niebla de la mañana. Los pájaros cantan y las hojas están bañadas de rocío; ¡qué buena forma de empezar el día! Nos vamos caminando a las Ruinas de Lubaantun, situadas a 20min a pie de aquí. Esta excursión se puede hacer en medio día y se trata de un complejo de ruinas con las piedras caídas y amontonadas; algo que no estamos acostumbrados a ver después de visitar muchas otras ruinas mayas. En este caso, grandes árboles han crecido en medio de los restos, las piedras de las construcciones se amontonan sin estar pegadas entre sí y muchos de los edificios que siguen en pie tienen las esquinas redondeadas. Definitivamente, algo curioso y nuevo para nosotros.