Perderse en los canales, surcar las lagunas y disfrutar de los paisajes que se van acumulando en cada lado de la barca es el pan de cada día de Alleppey. Esta ciudad parece de otro mundo; una India tranquila, sin tráfico automovilístico, sólo agua, y palmeras, y escondites que sólo se descubren en canoa. (A continuación presentamos nuestra experiencia en este bello rincón de la Tierra.)
Después de llegar con ferry a la estación de Alleppey, tomamos un tuk-tuk para llegar a nuestro hotel (evidentemente también hay callejuelas por las que pasan los tuk-tuks, bicicletas y coches). Nos cuesta un poco encontrar el Malayalam Homestay porque no hay indicaciones y sólo lo conecta una pequeña calle que pasa por en medio de otro hostel, cosa que nos confunde un poco. ¡Pero lo encontramos y nos encanta! Está hecho todo de madera, justo delante de un precioso canal tranquilo y rodeado de árboles. Como es temporada baja, podemos elegir habitación: la del piso superior, con una terraza genial desde la cual vemos a los pájaros reposar en las ramas, las pequeñas embarcaciones navegar y también gozamos de un silencio especial.
Decido hacerme un homenaje y pido un full-body massage (masaje de cuerpo entero), un servicio que ofrece el mismo Homestay en una habitación ambientada para ello. Me tumbo en una camilla de madera y una mujer llamada Sasha, usando aceites naturales y perfumados, me brinda el masaje de mi vida. ¡Qué maravilla! Después de una hora de puro gozo, nos acomodamos en la terraza a leer, a escribir, a disfrutar de las vistas y esperar a que llegue la cena que hemos pedido por teléfono. Esto es el paraíso.
Por la mañana, toca el tour en canoa! Reservamos vía WhatsApp un tour con Oscar Cruise (+919947532527) y quedamos en la calle principal de Alleppey para empezar el día. Nos encontramos con dos chicos jóvenes que junto a otros turistas nos hacen subir a un ferry, bajar en la segunda parada, caminar unos veinte metros y ¡allí están nuestras canoas! Compartimos la canoa con una pareja de Inglaterra, Cee y James. Nos divertimos con su humor inglés y lo pasamos muy bien con ellos, incluso quedamos para ir a cenar esa misma noche, después de vernos en el Espresso Café (un pequeño local de reggae con mucho encanto al lado de un canal).
El tour en canoa es muy relajante y cautivador; pasamos por estrechos canales y vemos el día a día de los habitantes de Alleppey. Mujeres lavando la ropa en las aguas, familias enteras bañándose, lavándose los dientes y enjuagando utensilios de cocina; abuelos remando en pequeñas canoas y casitas de madera y de piedra. Fascinante. Al mediodía, las dos canoas pertenecientes al Oscar Cruise se detienen y todo el grupo (8 personas, 4 en cada canoa) comemos en una casa particular. Una familia nos ha preparado arroz con diferentes salsas sobre hojas de platanero. ¡Delicioso!
Volviendo a nuestra habitación, por la noche, vemos a dos pescadores en una pequeña canoa negra que están buscando cangrejos en el agua con una linterna. Max se apresura a sacar la cámara y justo delante de nuestras narices uno de los hombres consigue pescar con su arpón un pequeño pez. ¡Bravo!, exclamamos. Ellos se emocionan al sentir nuestro entusiasmo y nos muestran un cubo lleno de cangrejos para que Max siga tomando fotos. Alumbran sus logros con la linterna y sonríen orgullosos.
Cuántas aventuras, cuánta belleza, qué día a día más particular tienen aquí en Alleppey, nos decimos antes de dormir. Con la cama cubierta por una red anti-mosquitos (al estar cerca del agua hay mosquitos siempre, así que ¡spray y red anti-mosquitos!), nos tumbamos a repasar este día tan lleno de magia. Alleppey es una experiencia única y un verdadero paraíso, ¡no os lo perdáis!
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