Jaipur: La Ciudad Rosa (Día 1)

By Connected Horizons

La región del Rajasthan es definitivamente algo diverso a lo que hemos visto hasta ahora. Aquí la gente es más alegre; los indianos que nos hemos cruzado por el camino hablan con mucho entusiasmo y simpatía. La ciudad de Jaipur es elegante a su manera; nos da la impresión que es un mix entre el caos de Tamil Nadu y la belleza ordenada de Kerala.

Llegamos a la estación de tren de noche, y tan pronto como salimos al exterior más de veinte conductores de tuk-tuk nos “embisten” como de costumbre para ofrecernos un trayecto a nuestro hotel al mejor precio (por cierto, ¡todavía no saben ni a qué hotel vamos!). Cansados de un viaje largo en tren, elegimos uno de los tuk-tuks más baratos bastante al azar y le decimos al conductor hacia dónde vamos. Nuestro hotel es el Hotel Pearl Palace y allá vamos… pero espera un momento. Tenemos que explicar bien lo que sucede con nuestro hotel.

Teníamos reservadas tres noches en este hotel bonito y económico, y una vez entramos en recepción nos dicen que el aire acondicionado de nuestra habitación está roto y que nos tienen que trasladar a su otro hotel, el Pearl Palace Heritage. Pues bien, ciertamente hemos tenido una suerte extraordinaria; nos llevan gratis a ese otro hotel que está cerca de aquí y cuando nos enseñan nuestra nueva habitación… nos quedamos boquiabiertos. La habitación es tan lujosa y la decoración tan bonita que no podemos pedir nada mejor. ¡Y todo por el mismo precio que el primer hotel!

Después de un sueño reparador en una cama extra grande, empezamos un día lleno de actividad. Pagamos un full-day tour con el mismo conductor que nos llevó hasta el hotel la noche anterior, el joven Suresh, y por 500INR vemos todo lo que nos puede ofrecer la Ciudad Rosa de Jaipur. La primera parada es el City Palace, un complejo de edificios construido en el siglo XVIII para el Maharajá o el Gran Rey.

Después, justo enfrente del palacio, visitamos el Jantar Mantar, el antiguo observatorio astronómico de la ciudad.

La siguiente parada es la torre Isarlate en el centro de la ciudad. Es una larguísima torre desde la cual, después de subir 10 min por unas escaleras infinitas de caracol, se tiene una vista 360º de Jaipur.

El conductor también nos lleva al museo Albert Hall, abierto a finales del siglo XIX. El museo contiene gran variedad de piezas de arte, desde pinturas chinas hasta porcelana europea, pasando por antiguos instrumentos indianos y joyería egipcia. Todo esto, sumado a la belleza arquitectónica del edificio, hace del museo Albert Hall una parada obligatoria en Jaipur. ¡No os lo perdáis!

Después de comer, el joven Suresh nos invita a conocer el negocio textil de su familia. Nosotros accedemos, entusiasmados por conocer un punto de vista más local, y con su tuk-tuk nos lleva por callejones estrechos del centro de la ciudad. Al llegar, nos presenta a su hermano que está tiñendo tejidos con colorantes naturales dentro de un gran contenedor de agua. Nos muestra que para teñir cotón, ¡no se necesita más!

Qué bella experiencia conocer también a dos mujeres, probablemente sus tías, cosiendo y doblando grandes sábanas en uno de los pequeños garages del negocio.

La traca final se enciende cuando el hermano de Suresh nos lleva hasta la grande y mágica tienda de tejidos de su padre Aladdin. Una habitación bastante escondida, a la que se accede subiendo tres pisos de un edificio poco acogedor, deviene un santuario textil lleno de ropa, pañuelos, vestidos; obras de arte creadas con las manos y el sudor de una familia. Marta se deja encandilar por Aladdin y se prueba un precioso saari azul de siete metros, el típico vestido femenino indiano que puede ser de tantos colores y decoraciones diferentes. Finalmente, cómo no, le compramos a Aladdin unos preciosos pantalones para cada uno. ¿Era todo un plan para vendernos algo? Seguramente, ¡pero nosotros encantados!

¡Seguimos nuestra ruta! La siguiente parada en teoría es Amber Fort, situada fuera de la ciudad, pero de camino hacia allí Suresh nos aconseja detenernos primero en el Jal Mahal: el Palacio de Agua. Se trata de un pequeño palacio situado literalmente en medio de un lago. Hace un par de años se podía acceder con barca, pero ahora nos comentan que el servicio del ferry se ha cerrado debido a desacuerdos entre el gobierno y la familia Real. Es una pena, pero al menos tenemos esta maravillosa vista desde tierra.

Y ahora sí que sí: llegamos al Amber Fort. Hace muchísimo calor y aún así hay mucha gente mendigando esparcida por la cuesta que lleva hasta la entrada de la fortaleza, y también grupos de turistas indianos tratando de llegar a la cima. Pero a pesar de todo vale la pena el esfuerzo de subir esos 25 minutos bajo un sol abrasador. El lugar es fantástico, las vistas son espectaculares y la arquitectura es la guinda del pastel.

Los jardines interiores también son magníficos para relajarse mientras observas a los turistas ir de un lado a otro.

Por último, antes de la puesta de sol decidimos hacer caso a la recomendación del conductor de nuestro tuk-tuk: nos lleva al Monkey Temple (Templo del Mono). Al llegar nos damos cuenta del por qué de este nombre… ¡hay centenares de monos por todas partes! Algunos nos siguen hacia la cima del templo, otros descansando encima de coches/taxis/tuk-tuks e incluso algunos entrando en casas particulares.

Es una locura, hay que estar atento porque estos monos, acostumbrados a recibir comida de los turistas, SIEMPRE están cerca de ti. Puedes comprar cacahuetes antes de subir al templo, y si lo haces, cuidado: se acercan tanto que te tocan los bolsillos, te tiran del pantalón, saltan encima de ti… También puedes pagar a alguien (en nuestro caso, un joven que estaba allí se ofreció) para que te muestre el Monkey Temple y te “defienda” de los monos. Normalmente te hacen pagar demasiado dinero para ello, ¡recuerda regatear MUCHO!

¿Subir al templo con un guía lugareño es más agradable? Por supuesto, porque no tienes que preocuparte en mantener los numerosos monos alejados de ti. ¿Vale la pena? Posiblemente, pero en definitiva no les des comida o ten algún palo o piedra preparada para mantenerlos alejados; no a todo el mundo le gusta tener monos encima de sus hombros (pueden tener enfermedades, si te dan un mordisco tienes un problema).

Desde la cima del Monkey Temple las vistas son asombrosas. Si tienes suerte, también puedes ver monjes meditando y rezando por el templo; nosotros tuvimos esta suerte y fue algo precioso. Ésta es una buena forma de terminar después de un día completo en Jaipur. Ver el sol esconderse por el horizonte de la ciudad desde ese templo, incluso acompañado de monos callejeros hambrientos, ¡es único!

——> CONTINÚA EN EL DÍA 2


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