Comunidad de Auroville

By Connected Horizons

¡Nuestro viaje empieza hoy! ¡Por primera vez ponemos los pies sobre la tierra de la India! Durante el trayecto en avión, hemos conversado con una pareja indiana que nos ha dado mil y un consejos para visitar su país y nos ha deseado lo mejor. ¡Ahora nos toca a nosotros descubrir este rincón del mundo con nuestros propios ojos! Cuando salimos del aeropuerto de Chennai, el calor de la noche y una marea de gente ofreciéndonos transporte nos dan la bienvenida. A nosotros nos está esperando un conductor con nuestros nombres escritos en un papel, ¡qué lujo! Éste nos llevará a nuestra primera destinación: Auroville, un lugar donde vive una amiga que nos acogerá un par de días (y que con mucho cariño ha mandado este taxista a venirnos a buscar al aeropuerto).

Amanece a mitad de camino, y con la luz del sol nos damos cuenta de que realmente estamos en la India. En esta zona del país, Auroville es muy conocido y todo el mundo lo describe como una comunidad hippy donde puedes encontrar paz y tranquilidad lejos del caos indiano. Este lugar fue construido a finales de los 60 con la idea de crear un pueblo en harmonía sin tener en cuenta la nacionalidad, religión, situación política o económica, y que comparta e intercambie conocimiento entre los que viven allí. Fue creado por el indiano Sri Aurobindo y la parisina Mirra Alfassa, conocida en Auroville como La Madre.

A primera vista, entrar en Auroville es como entrar en un paraíso prohibido (ten en cuenta que para ser admitido allí necesitas conocer a alguien que viva allí O tener tu propio alojamiento). La comunidad está repartida en una amplia superficie de bosque muy ordenado, con calles de arcilla arenosa y casas rojizas. ¡Pero eso no es todo! En el centro del lugar se encuentra lo que llaman el Matrimandir (sánscrito para Templo de la Madre), una grandísima estructura redonda dorada dentro de un jardín para meditar en completo silencio a cualquier hora. El santuario también esconde salas de meditación con luces cromáticas muy relajantes. ¡Fascinante!

Gracias a nuestra amiga Silvana podemos ver todo lo que hay por aquí. El pueblo ofrece todo lo que puede ofrecer cualquier otro pueblo: tiene un cine, una biblioteca, lugares para hacer deporte o recibir masajes, un gran comedor comunitario, restaurantes… Desde luego, uno no se puede aburrir aquí. Te dan la bienvenida en todos los locales, la gente siempre está sonriendo y en calma, nada que ver con el caos del exterior. Y esto nos hace pensar… que la linea entre un paraíso prohibido y un mundo aislado es muy fina.

Pero en fin, ¡aprovechamos esta oportunidad! Silvana nos deja su moto y así nos desplazamos por las calles de Auroville. ¿Tenemos hambre? Podemos comernos una rica pizza en un restaurante o comer descalzos en el comedor comunitario. ¿Queremos escuchar música? La pequeña biblioteca alquila CDs de música que podemos reproducir en casa de Silvana. ¿Mejor cocinar en casa? Vamos a comprar frutas y verduras en el mercado -todo cultivado dentro del espacio de Auroville-.

Al atardecer, asistimos de casualidad a una meditación conjunta en el anfiteatro que está al lado del Matrimandir. Música relajante, incienso, el cielo naranja, gente de varias nacionalidades sentada o tumbada en el suelo, en silencio, con los ojos cerrados y la harmonía en los labios… De tanto cavilar, nos damos cuenta de que a pesar de ser una especie de burbuja dentro de la realidad indiana, no está mal haber pasado aquí el primer día: Auroville nos hará de puente entre Europa y la India.


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