El valle de los ingenios de azúcar

By Connected Horizons

¡Seguimos en Trinidad! Hoy toca desayunar temprano en el Hostal Armonía porque el plan es encontrar un taxi que nos lleve a descubrir, por un precio justo, el Valle de los Ingenios. Decidimos buscar por la zona de los taxis aparcados en la plaza Carrillo (el punto desde el cual salen los buses para Playa Ancón), que es una zona más barata que por la calle Simon Bolívar (una calle muy turística).

Como supusimos, al llegar se acercan una docena de taxistas proponiéndonos el mismo tour: el Mirador del Valle de los Ingenios, la Torre Manaca Iznaga y la Hacienda San Isidro. Miramos a nuestro alrededor, esperando ver algún otro turista que quiera compartir el taxi con nosotros pero nada… Los turistas que vemos llevan puesto sus bikinis para ir hacia Ancón. Los dueños de nuestra casa particular nos han informado que un precio justo del tour es de unos 30-40CUC, pero ¡nadie nos ofrece el tour por menos de 50CUC! Haciendo la vieja técnica de mirar para otro lado y hacer como que no nos interesa… conseguimos una muy buena oferta de un conductor que se acerca: por 25CUC nos llevará a todos esos lugares y además a la Hacienda Guáimaro. ¡Suena muy pero que muy bien! ¡Así que nos subimos al taxi con entusiasmo y nos vamos!

La primera parada del tour es justo saliendo de la ciudad de Trinidad: el Mirador del Valle de los Ingenios. Después de subir unos cuantos escalones, nos encontramos delante de unas vistas espectaculares del valle, con una panorámica que se puede ver hasta donde alcanza la vista. Palmeras, campos, lagos, un par de pueblitos y montañas: ¡la postal perfecta! También hay un pequeño restaurante, una tienda de souvenirs y una tirolina por la que los visitantes se pueden lanzar y cruzar una parte de bosque cerca del mirador.

Más tarde es el turno de visitar la torre Manaca Iznaga, situada a 14km del Mirador. En este caso no salimos tan encantados de la visita; durante todo el camino a pie hasta la torre, caminando por una calle empedrada, hay una gran cantidad de tiendas y vendedores que no paran de insistir en vendernos souvenirs, en sacarnos fotos con sus aves “domesticadas” y en hacer otros tours. Los ofrecimientos son tan continuos y escandalosos que no podemos hablar entre nosotros. Es triste ver que este lugar se ha convertido en una trampa turística; incluso la arquitectura del edificio principal, lo que solía ser la casa de los propietarios de la hacienda, se ha transformado en un restaurante que ofrece carísimos mojitos.

Nuestra última parada (léete el último párrafo) es en la Hacienda Guáimaro. Al salir del taxi y sólo de verla, nos damos cuenta de la huella colonial de la fachada de la hacienda. Minutos más tarde nos explican que justamente esa casa era propiedad de un catalán en el siglo XIX. Después de pagar 1CUC cada uno para entrar (incluyendo la posibilidad de sacar fotos), nuestra guía Denise empieza a explicarnos la historia de este lugar llevándonos por todas las estancias de la casa (dos dormitorios, una sala de estar y una oficina). Denise, con su simpatía y conocimiento, nos mantiene interesados durante todos los 45 minutos que se necesitan para visitar la casa y la capilla adosada. Nos hace reír y nos sorprende con las historias que nos cuenta, ¡sobretodo al explicarnos que la mayoría de las pinturas de los muros de la sala de estar son paisajes de Cataluña e Italia! ¡Qué coincidencia!

De camino hacia lo que debería haber sido nuestra última parada, la Hacienda San Isidro, el taxista nos dice que la carretera está demasiado mala a causa de las lluvias que han habido durante la semana. Le pedimos que igualmente nos lleve al inicio de la carretera hacia la hacienda, pero nos responde con un “¡Estamos demasiado cerca de Trinidad, ya no podemos regresar ahora!”. (En este momento aprendemos que no debemos confiar en nadie). Un poco molestos, le decimos que debería habernos avisado antes de salir de Trinidad, a lo que responde con un sospechoso “Se me olvidó”… Así que hartos de que nos mientan, al llegar a Trinidad discutimos con el conductor y terminamos pagando 22CUC por el tour, en lugar de 25. En fin, el tour ha sido una buena forma de conocer los alrededores de Trinidad y su historia, ¡pero nuestro consejo es estar preparada/o para bajar tus expectativas!


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